Quién: el lobo.
Cómo: porque les provocó.
Cuándo: una mañana cálida de primavera.
Dónde: en un claro del bosque.
Un lobo tranquiferoz.
Una mañana tranquila de primavera, en el claro del bosque, el lobo salió de su casita para tomar el aire. Paseando tranquilamente, se encontró a una panda de tres cerditos pintando con grafiti en los troncos de los árboles. El lobo los ignoró por completo. Los cerditos lo vieron y fueron rápidamente a ponerse delante de el a hacerle burla y gestos. El lobo ahí, como si nada siguiendo su camino. El cerdo del medio se adelantó, y le dijo:
-¿Dónde vas con ese panzón viejo?. Si pareces un huevo Kinder. jajaja- Dijo con tono de burla-.
El de la derecha exclamó:
-¿Y esas arrugas?. Pareces mi camiseta sin planchar.
El otro les vociferó a los otros cerditos:
-¡Chicos, creo que necesita un masaje!
-¡Si!- dijeron al unísono-.
-¿Qué?¿Un masaje?-dijo el lobo con mucho miedo-.
Los cerditos le pegaban puñetazos, patadas y rodillazos. En los ojos del lobo se encendió una chispa de furia.
El lobo, con toda su rabia, dio un grito tan fuerte que hasta desde la luna se hubiera escuchado:
-Aaaaaaaaaaarrrggg.
Y, en un abrir y cerrar los ojos se los zampó a todos de un bocado. Y el lobo siguió su camino tan tranquilo como siempre, o casi.
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